En un clima cordial se desarrolló el domingo la audiencia
privada en el Vaticano concedida por el papa Francisco al presidente cubano,
Raúl Castro, que se extendió casi una hora. Ambos se dieron un largo apretón de
manos al término del encuentro.
La visita está relacionada con el papel fundamental del
pontífice en el histórico acercamiento entre Washington y La Habana, así como
con la visita que realizará Francisco a la isla en septiembre en su viaje a
Estados Unidos.
Tras la audiencia, el mandatario se declaró tan impresionado
del papa que en conferencia de prensa dijo que seguramente "volveré a
rezar y a la Iglesia".
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